miércoles

15. ¿LIJ para 4º C? "Un texto... del 15"



Leídos en el aula los textos de Verdulla y Pérez (alojados, completos, en el Foro, en la Plataforma) sobre los rasgos de la LIJ, tienen aquí su página en blanco para que elaboren su versión... (dinámica por grupo-mesa)
Las siguientes cuestiones (que se debatirán en pequeño grupo, en el aula), podrían ayudar a elaborar posteriormente esa página en blanco...
1.     ¿Qué debe condicionar un buen libro para la infancia y la juventud?

2.     ¿Dónde ponen los críticos el acento? ¿Cuál sería el “factor” más relevante?

3.     ¿Coinciden ustedes?

4.     ¿Coinciden los críticos entre sí?

5.     ¿Es un tema abierto?  Y los nuevos formatos y recursos actuales para leer, ¿cambiarían algunos de los aspectos planteados en estos artículos?

6.    

11 comentarios:

  1. Ambos artículos nos hablan de cómo debería de ser un libro de literatura infantil y juvenil.

    Por una parte, nos habla del género haciendo principal mención a la épica, la lírica y la dramática, aunque hoy por hoy, se considera que la narrativa es el género infanto-juvenil por excelencia.

    Por otro lado, en cuanto a los temas tradicionales abordados en dichos libros, se considera que no son del todo apropiados ya que se basan en historias ficticias, imaginarias y con finales felices que poco o nada tienen que ver con la vida real.

    Dichos libros deberían de hablar de la vida cotidiana, de todo ese mundo que rodea a los niños y que, por desconocimiento y falta de información, se vuelve cada vez más interesante y motivante para ellos. La importancia y el valor de estos libros no solo recae en su contenido, sino también en cómo se expresa ese contenido, y será gracias a este último elemento del que podrán valerse los diversos escritores para hablar acerca de todo lo que ocurre en el entorno más próximo del niño de una manera sencilla, clara y pensada para cualquier tipo de lector.

    En cuanto a esto, nosotras como grupo opinamos que el hecho de crear libros para todo tipo de lectores, no importando para su elaboración y realización la edad de la población a la que van dirigidos, es una magnífica idea.

    Consideramos que a los niños hay mostrarles la vida tal y como es, y no engañarlos con historias llenas de imaginación y fantasías las cuales están muy lejos de corresponderse con lo que ellos viven día a día en su entorno natural, social y familiar. Para lograr este objetivo se deben de tener ciertas capacidades y habilidades que no todos los escritores poseen, lo cual se convierte en uno de los principales hándicap que hacen que este gran sueño se haga realidad. Se trataría entonces de escritores muy cualificados y, por tanto, poco abundantes.

    A pesar de que opinamos que se trata de una gran oportunidad de hacer a los niños partícipes de todas las circunstancias que rodean y condicionan su vida, consideramos también que se hace necesaria la edición de libros que requieran de menos o más capacidades y habilidades, para que de esta manera se atienda a todas aquellas que puedan surgir según las personas, sus motivaciones, intereses, pero sobre todo, atiendo a sus limitaciones, posibilidades y necesidades.

    No debemos de olvidar que vivimos en un mundo en el que lo normal es la diversidad en sí: diversidad de opiniones, de funcionalidades, de habilidades y capacidades, etc. Y que, por ello, lo lógico y lo más ideal sería atender a todas evitando a toda costa la discriminación y la exclusión de cualquiera de ellas. Todos nos merecemos tener las mismas posibilidades.

    Yamiley Torres Padrón.

    Sara Carbayo Corral.

    Patricia Estévez Hernández.

    Alba García Martín.

    María Díaz Díaz.

    Nathalie Mull.

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  2. BEATRIZ CAÑO GÓMEZ3:55

    LIJ “Un texto del… 15”

    Los textos plantean la contradicción que aparece en los cuentos infantiles-juveniles, siendo originalmente indicados para adultos pero habiendo triunfado en el ámbito infantil-juvenil y viceversa como por ejemplo el principito o Harry Potter.

    Nos ofrecen la posibilidad de escribir para “personas” y no clasificar y separar en diferentes sectores.

    Nosotras consideramos que existen matices, entendemos la idea de escribir para “personas” pero consideramos que una obra escrita con un lenguaje muy elaborado no es adecuada para niños, porque no lo entenderán.

    Un aspecto que condiciona un buen libro infantil-juvenil es el cómo se redacte y no qué tema se redacte. Ej: No pidas sardinas fuera de temporada, Como agua para chocolate, campos de fresas, que tratan temas controvertidos pero de una manera sutil, que no lo trata como tema principal, sino que lo deja en un segundo plano.

    En una de las lecturas se indicaba que no es necesario que todos los libros infantiles sean de fantasía, pero nosotras nos preguntamos: ¿Hasta qué punto hay que dejar de fantasear? Nosotras consideramos que es importante desarrollar la imaginación y la fantasía de los niños añadiéndolas en las historias de los libros, por lo que no coincidimos con la opinión de los críticos.

    Beatriz Caño Gómez
    Nayra Santana Negrín
    Nejma Elkadiri Fernández
    Blanca Romina Martínez Fernández
    Rebeca Dacasa González

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  3. Samuel Angulo Acosta10:50

    La literatura, como el resto de disciplinas, artes y “paquetes de conocimiento”; ha de buscar en sus destinatarios el centro de interés al que amoldarse, ya sea en forma de un género u otro. Nos encontramos en la sociedad del conocimiento y el punto crítico que marcará la diferencia entre un texto que se trabaje en las aulas y otro que se deseche, no es otro sino la motivación. Debemos entender la motivación como aquello que por razones de preferencias, contextualización e incluso aspiraciones; logre captar la atención del alumnado. De este modo, las lecturas que se presenten en la enseñanza básica no han de distanciarse a menudo de la realidad del lector, para así lograr un aprendizaje significativo de los contenidos que se pretenden transmitir. Como característica que se desprende de la actual sociedad en la que nos encontramos, los ciudadanos que la construyan deben adoptar una postura crítica hacia lo que ven, alejándonos de la anterior postura estática que parecía inculcarse sobre el pueblo. En esta línea se precisa de un material que invite a la reflexión y fomente las habilidades sociales que a menudo parecen extintas, así como que sea capaz de abrir la puerta a la imaginación y creatividad, estimulando estas capacidades en un entorno próximo al discente.

    Con el fin de aproximarnos a los objetivos ideales que se han expuesto con anterioridad, las adaptaciones de las obras al nivel de desarrollo del alumnado se contemplarán cuando sean estrictamente necesarias para su trabajo en el aula, sin embargo, los excesivos ajustes a los que se someten determinadas lecturas pueden llegar a distanciar la relación autor-lector, al mismo tiempo que sucede con la finalidad propia de la iniciativa. Con lo aquí expuesto, no se niega la cabida de obras de temática fantástica, ya que en estas también podremos encontrar connotaciones hacia sentimientos, sensaciones y emociones propias del ser humano y, por consiguiente, reales.

    En definitiva, tanto el autor del material como el docente, quien hace de guía en el proceso de enseñanza-aprendizaje; han de saber descubrir, alentar y acotar los centros de interés del alumnado, añadiendo el factor de la atención a las inteligencias múltiples en esta tarea; para así proporcionar un material adecuado a los intereses y necesidades de los estudiantes.

    Samuel Angulo Acosta
    Lorena Guillén Gil
    Avelina Herrera Santana
    Miriam Rivero García

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  4. Reflexión
    Tras la lectura realizada creemos conveniente que habría que tener en cuenta una serie de criterios para encasillar la lectura infantil, ya que no todo es lo que parece ser.
    El género literario no puede ser condicionante de dirigirse a uno u otro público. Un ejemplo claro lo observamos en el género humorístico, ya que en muchas ocasiones es atribuido erróneamente a un público infantil, y sin embargo no todo tipo de humor es comprendido por el niño. Se repite la misma situación con la poesía, pues siempre se preconcibe que es creada para un público adulto, cuando se podrían utilizar diversas estrategias para que también estuviese al alcance del conocimiento de los más pequeños. De esta manera tampoco debemos presuponer que un libro determinado vaya dirigido a un cierto público adulto tan solo por su presentación.
    En concordancia de los mencionado anteriormente en cuento al género, cabe nombrar la intencionalidad del propio autor, él tiene que ser consciente que el receptor es un niño, lamentablemente esto no suele ocurrir.
    Partiendo de la idea de que todo puede ser conocido adaptándolo al nivel correspondiente, es un error el tratamiento de ciertos temas como un tabú porque minimiza la visión generalizada de la realidad que se les pretende transmitir.
    Todos los géneros deben ser tratados con igualdad en el aula, y transmitirlos de manera que los niños lo vivencien a través de todos los sentidos, realizando diferentes actividades.
    Como en cualquier contenido que se trabaja en Primaria es necesario partir de lo que saben y conocen, teniendo en cuenta su capacidad de recepción de forma gradual.
    Es importante tener en cuenta que al dirigirse al público infantil, debemos tener claro lo que se le quiere transmitir y el cómo. Sin embargo, eso no implica que se les mienta, hay que diferenciar entre la ficción y la mentira.
    Los infantes son un público tan respetable como otro cualquiera, partiendo de esta idea, todos los autores deben considerar el esfuerzo y el trabajo que requiere realizar un libro infantil.

    Componentes:
    Dara Batista Hernández
    Yanira Estupiñán Artíles
    Jennifer González Blanco
    Macarena González López
    Sheila Luzardo Mederos
    Raquel Pérez Mateo


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  5. Estefanía Anastasia Armas Hernández11:02

    La literatura infantil y juvenil la debemos concebir como una obra cuyo emisor es el adulto y sus receptores, en el momento de la creación, son niños, adolescentes o jóvenes. Por otro lado, la buena literatura enfocada a niños es aquella que se escribe pensando solo en ella misma y que perdura en la eternidad.
    Una buena obra infantil debe comprender diferentes aspectos. Uno de estos aspectos debe ser que el autor sea consciente de que su relato va destinado a un público pueril, por lo que debe desarrollar una narración cargada de ficción, con un argumento trepidante, verdaderamente movido y con una moraleja implícita.
    Por otra lado, el tratamiento de los temas, tendrán que estar previamente trabajados y meditados, ya que existen diferentes temas tabúes, como la muerte, el sexo, las enfermedades y minusvalías. El autor desde su tratamiento tendrá que hacer apetecible estos temas, porque no todos los temas por sí mismo van a interesar a los lectores.
    En relación a la recepción de la obra, es necesaria una adquisición de las referencias a través de experiencias literarias escalonadas, graduadas según la edad, según el tipo de lector y siempre personales e intransferibles.
    Las historias que supuestamente se escriban pensando en un destinatario infantil deben tener el mismo rango de exigencia y consagración que cualquier libro escrito para personas adultas. Escribir para niños hay implícito un gran reto, duro, difícil y, a veces, poco gratificante e incomprendido por muchos. Que en definitiva, solo buscan un producto fácil, seguro para la venta, establecido, prefabricado, supuestamente “ideal” para un niño pensado.

    Componentes:
    Estefanía Anastasia Armas Hernández
    Claudia González Corujo
    Liliana Pérez Rodríguez

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  6. José Luís Cruz Farías15:20

    UN TEXTO DEL QUINCE
    Difícil e interesante controversia la planteada en sendos textos de Verdulla y Pérez. Nada menos que concordar los parámetros definitorios de un buen libro infantil y/o juvenil.
    La complejidad viene dada por la amplitud del tema y su escaso recorrido temporal (por la necesidad de revisar cada cierto tiempo dichos parámetros, pues obras o temas de otras épocas no tienen por qué ser apropiadas hoy o viceversa). Cada crítico focaliza su punto de mira y su factor relevante en un lugar distinto: intención autor/editor, tema, tratamiento y exposición del mismo, calidad, comercialidad, recepción…
    No obstante, en general los críticos coinciden (y yo también), en que por encima de otras consideraciones, cualquier obra debe tener la calidad suficiente para ser considerada obra literaria (buena historia, argumento, desarrollo…). Y será solo entonces, cuando se pueda analizar la idoneidad del receptor, según los parámetros enfatizado por cada crítico (intencionalidad, papel, tema, tratamiento, argumento trepidante realidad cotidiana, fantasía creíble, interés… ).
    Por mi parte, opino que igual de apropiado resulta predefinir al destinatario, como la idea expuesta por Pérez Díaz y seguida por numerosos autores, consistente en escribir para personas (y no para niños, jóvenes o adultos), y que sea, bien el referente o interés del lector, o bien, la evolución, la edad o la selección de un experto lector (profesor…) quién condicione la lectura o su selección.
    Ahora bien, si en primer lugar no se valora la calidad de la obra, podría suceder que cualquier obra – solo con una intención de ventas, una buena portada y gran apoyo comercial- sea considerada obra infantil o juvenil.
    Igualmente pudiera ocurrir, que estas mismas obras, con un título sugerente hayan superado el obligado y necesario filtro de los estamentos educativos. Y, posteriormente se observe, - por parte de un profesor o experto lector- que encierran conceptos y valores no aptos para los cánones actuales de educación, basados en el respeto, el diálogo, la igualdad, la tolerancia, la diversidad, etc.
    Finalmente, debo reseñar que comparto las opiniones de Ana Pelegrín: “a cada edad le corresponde una lectura diferente”, y de Antonio Mendoza: “los textos tienen la habilidad de activar nuestras capacidades”, Ambas se fundamentan en la evidencia de que la recepción evoluciona con el lector.



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  7. Anónimo1:09

    ¡ UN TEXTO DE 15 SOBRE LA LIJ !”



    Los creadores de literatura infantil y juvenil son escritores tan importantes como los que destinan sus obras a los adultos. Partiendo de esa base, las creaciones para niños y jóvenes, deben tener el mismo nivel y calidad.

    En cuanto a la temática, esta literatura destinada a los niños y jóvenes debe estar relacionada con la VIDA REAL, los niños también son personas y deben conocer la realidad tal como es. Esto no quiere decir, que los temas que son más crudos no deban ser tratados con cierta sensibilidad para que no hiera la sensibilidad de los niños. Por lo tanto, un niño puede leer sobre la muerte, la guerra, el sexo, etc. Además, el hecho de que tratemos historias reales, no significa que no usemos la ficción, lo que significa es que las obras deben tener un argumento sólido, que sea creíble desde el punto de vista de la literatura. En este sentido, es importante tener en cuenta que el hecho de mentir en las historias no es positivo, ya que a los niños les gusta leer cosas importantes, grandes y no historias que no les hacen pensar y les adormecen el sentido crítico y de reflexión.

    Al margen de que las obras sirvan para acercarnos al conocimiento y el pensamiento, no podemos olvidar que los libros de los niños y los jóvenes, al igual que para los adultos, tienen que tener aspectos atractivos, divertidos, de humor. Por lo tanto, que deben ser activas, movidas, con acción, adaptándose al ritmo natural de todo niño/a.

    Como niños, son consumidores de libros que adquieren los adultos (padres, profesores/as), y éstos muchas veces se dejan llevar por las obras comerciales y por los tabúes, que hacen que censuren obras a los niños, porque les perturban a ellos y las consideran inadecuadas para los niños.


    Sara Dorronsoro Cabrera
    Cristina D. Hernández Cabrera
    Blanca López Alvarado
    Águeda López Flores
    Adela López Martel
    Davinia Ravelo Hernández

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  9. Los críticos manifiestan en los artículos, como debe ser un libro infantil y juvenil y como no deben ser. Nosotras estamos de acuerdo con varios aspectos pero refutamos alguno de ellos. Ambos los detallaremos a continuación:

    Los críticos hacen referencia a la forma que catalogan las personas los libros. Los padres y profesores limitan la variedad de estos y siempre mantienen el mismo canon de libros año tras año para mostrárselos a sus hijos, es un círculo muy cerrado.

    Al igual que ellos, opinamos que los niños deben leer libros que se acerquen a la realidad, cosas que pasan día a día en su vida cotidiana, para así ellos sentirse identificados, lo noten cercano y se interesen por la historia, porque algo desconocido sería aburrido para ellos. Si le mostramos a un niño un libro en el que todo sea bonito, estaríamos mostrando una realidad diferente a la que ellos viven. En la vida hay muchas cosas buenas y muchas malas, hay que mostrarle al niño ambas formas, para que cuando lean un libro y luego vean su realidad no se asombren ni se desanimen. Es más, aunque la vida de un niño sea perfecta, debemos de mostrarle diferentes modelos de vida, ya que a su alrededor, pueden tener amigos o familiares con una forma de vida totalmente diferente, y les ayudará a entender mejor a estas personas y ver las diferencias que existen tan próximas a él, y en todo el mundo.

    Bajo nuestro punto de vista, creemos que no se debe cerrar la variedad de los libros para niños. Muchos libros que son para adultos sirven para que un niño lo lea y viceversa. Hay que crear libros para personas, y que estos decidan si quieren leerlo o no.

    Respecto a la temática fantástica, pensamos que es divertida y nos ayuda a viajar, crear e imaginar, promulgando un pensamiento divergente capaz de ver otros mundos y realidades. Sin embargo, hay que mirar que tipo de fantasía queremos que lean los niños, ya que como dijimos anteriormente, a estos, les gusta leer libros que vienen o se acercan a la realidad, por lo que es aconsejable que se unan ambas partes, realidad y fantasía.

    Caridad Arbelo Reyes
    Sara Cabrera Zurita
    Rita Abigail Caballero Ramírez
    Beatriz Mentado Quintana

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  10. Luis Navarro Rodriguez3:53

    Un texto del 15 sobre la LIJ

    Definir un estilo de texto o libro para los niños es un tema muy complicado, ya que entramos en conflictos morales, como por ejemplo: ¿qué lectura es la adecuada o no para el niño? ¿darles temas que hasta la época se han considerado tabú o temas adaptados a su entendimiento? Quizás este dilema alude también al desarrollo mental del niño; generalizar que todos los niños entienden lo mismo es como decir que todos los adultos somos iguales. El objetivo que debemos alcanzar es el pensamiento creativo y reflexivo, ofreciendo la mayor variedad de temas de lecturas posibles; habrá niños que sientan predilección por lecturas de ciencia ficción, otros, por las fábulas y siempre hay hueco para aquellos que quieren sentirse mayores e importantes leyendo novelas como las de Agatha Christie.

    Es importante la carga moral que podamos añadirle a las lecturas que como maestros debemos ofrecerle a los alumnos. ¿Por qué no hacer sentir a los niños como adultos? Quizás sea negativo, el querer fomentar un espíritu de madurez en niños, esto puede significar arrebatarles la infancia, por eso la lectura debe ser algo libre. La realización de un Canon debería ser algo significativo y flexible, el simple hecho de recoger los mejores libros o una amplia variedad de libros de cada género, no garantiza la motivación del alumnado. Por ello, una de las mejores formas para llevar a cabo y fomentar la lectura en el aula es mediante talleres de animación a la lectura.

    La selección de las obras que escogeríamos serían lecturas cercanas a la realidad y adaptadas a los niños, intentando mostrar siempre valores positivos que fomenten la tolerancia, la interculturalidad y el compañerismo entre otros. Buscar aquellos aspectos de esas obras que a veces pasan inadvertidos, más allá de la típica moraleja final, y que sutilmente dejan entrever comportamientos humanos (positivos y/o negativos).

    Esto sobretodo lo tendríamos en cuenta en obras clásicas (que tienen una lectura diferente en la época en la que sean leídas), en las que se pensaba de otra forma y por ejemplo, el lugar que ocupaba la mujer era muy distinto al que tiene ahora. El Quijote, por ejemplo, hace referencia a esta idea que comentamos, que era considerado un libro de caballería y después fue tomado como un libro de corte burlesco.

    David Afonso Sáenz
    Adrián Ortega Artiles
    Samuel Cabrera Ortiz
    Román Quintero Quintero
    Luis Navarro Rodríguez

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  11. Ainhoa3:05

    Tras la lectura de estos textos, podemos decir que los autores ponen el énfasis en la intencionalidad de las historias, las cuales deben tener un argumento sólido y siempre acercándose a la realidad del momento.
    La verdadera importancia está en que al niño le enganche la historia, y por ello debe estar adecuado a su nivel de razonamiento, no cayendo en la simplificación de textos como método para hacerlos aptos a una edad.
    Las lecturas escogidas serían por tanto aquellas que tuviesen un lenguaje acorde con la edad, temas divertidos y que ellos hayan podido elegir para la posterior lectura. No obstante, creemos que en estos tipos de libros, no siempre se deben tratar temas y personajes ideales sino más bien intentar que los textos eliminen temas tabú de la sociedad en esas edades (muerte, separaciones, sexo…), siempre tratándolos desde una perspectiva infantil-juvenil, adaptando tanto el lenguaje como las situaciones que se den.
    En definitiva, como futuros docentes, nuestra labor será ofrecer un abanico amplio y variado de libros a nuestros alumnos, donde ellos podrán elegir según sus intereses. Siempre habiendo revisado estas lecturas previamente y asegurándonos que cumplen los requisitos anteriormente nombrados.

    Nadina de Armas Medina
    Ainhoa Eugenio López
    Sonia Méndez Dámaso
    Zenaida Sosa Bordón

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