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88. Tu página en blanco sobre la LIJ


Ponte de acuerdo con varios compañeros ( o en pareja) y aloja aquí el Libro blanco de tu grupo en torno a la LIJ. Todo lo que deberías saber de ella, abreviadamente, en apenas dos páginas. Consulta los artículos facilitados en la plataforma (mira el Dossier del Módulo III, actividad 2, artículos de Pérez y Verdulla)

20 comentarios:

  1. Anónimo8:22

    Sara Castillo González
    Jorge Alberto Jorge González

    En estos dos artículos se debate qué deberían leer los niños y es que muchos autores y escritores aún no lo tienen claro. Por un lado, se plantea si deberían leer cosas relacionadas con el mundo de la fantasía o con temas que tienen que ver con la realidad, ya que muchos de ellos creen que si los niños leen solo fantasía pueden entender el mundo de otra manera y “vivir en una mentira”. Por otro lado, creen que, si leyesen cosas relacionada con la realidad, como los diversos problemas que podemos encontrar en nuestra sociedad, los niños serían capaces de percibir las dificultades o los inconvenientes que forman parte de nuestra sociedad.

    No obstante, el contenido de la lectura se enfoca en el cambio de la práctica literaria donde muchos países de todo el mundo han cambiado su pensamiento a la hora de redactar obras tanto para niños, adolescentes y jóvenes.

    Además, se tratan otras cuestiones referidas a si pueden leer de todo, es decir, si puedes aprender de cualquier tema a cualquier edad. Algunos dicen que si, adaptando el texto dependiendo de la edad y otros creen que debe de haber una progresión a la hora de introducirse en cualquier tipo de libro.

    Sin embargo, se recalca en los artículos si los libros deberían ir dirigidos a un público determinado o que todas las personas puedan leer cualquier libro independientemente de la temática.

    El segundo artículo, nos expone los apartados a tener en cuenta para hacer infantil o juvenil una obra literaria. De estos apartados hemos destacado, en primer lugar, la intención del autor, es decir, la intención que tiene el autor en el momento de creación, el emisor tiene que tener en cuenta la etapa evolutiva de sus receptores; en segundo lugar, cuál va a ser el tema a tratar, ya que hay temas que han sido considerados tabúes y no quiere decir que no puedan ser tratados por la literatura infantil o juvenil sino que va a depender de si esos temas van a interesar al lector o no; en tercer lugar, la pertenencia a uno de los géneros de la literatura infantil o juvenil, dónde hoy por hoy, se llega a confundir la literatura juvenil con un subgénero de la narrativa; en cuarto lugar, la intención del editor, donde el sector infanto-juvenil es atractivo ya que se sabe que en este sector hay muchas ventas e ingresos; y por último, la recepción de la obra, ya que es diferente en la infancia, en la adolescencia y en la juventud. Es importante en este apartado tener en cuenta los problemas comunicativos del receptor, así como que la recepción de los lectores evoluciona con éste.

    Por tanto, deberíamos preguntarnos qué es para nosotros literatura infantil y a partir de ese concepto poder responder a estas cuestiones planteadas en ambos artículos. Para nosotros son libros cuyo tema suele ser la fantasía con historias muy variadas y también libros que han sido escritos para adultos, pero que los han adaptado a un público infantil. Con lo cual, desde nuestro punto de vista creemos que los niños pueden leer todo tipo de libros, pero teniendo en cuenta la edad que atraviesan. Por ejemplo, si van a leer un libro como “Las aventuras del cáncer”, para nosotros no es una buena opción que niños en las primeras etapas de la educación primaria lean sobre este tema.

    Por esto, creemos que los niños tienen que seguir una progresión e ir leyendo cosas según su madurez, aunque ese libro sea apto para su edad. Con esto, no queremos decir que estemos en contra de tratar o de que lean sobre aspectos sociales relevantes para ellos, pero si dependiendo de su madurez.

    Para concluir, las nuevas tecnologías no están sustituyendo a el libro, puesto que existen E-books donde se pueden leer libros en formato digital. El problema puede estar en los padres, que prefieren que los niños estén entretenidos con una consola o con un juego donde saben que no los van a molestar, que ponerlos a leer un libro donde ellos creen que se aburrirán con mayor facilidad, en vez de hacerles disfrutar de la lectura.

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  4. María Vanessa Díaz Díaz
    Desirée Cruz Köpf

    La LIJ se define como aquella que es creada para los infantes/jóvenes (hasta dieciséis años), goza de acogida entre este público y se acomoda a la etapa evolutiva del mismo. Sin embargo, cualquier obra de la LIJ debe responder a los mismos parámetros de calidad, exigencia y consagración que aquellas destinadas al público adulto. Muchos son los rasgos que la caracterizan pero hay que recordar que la LIJ es, ante todo, ________ (completa con la palabra resultante):

    (L) o didáctico puede esperar: el hecho de que una obra pertenezca a la LIJ no significa que deba estar plagada de moralejas, conductas ejemplares, contenidos pedagógicos o encajar en un canon establecido y más que revisable. La LIJ ofrece un mundo más allá de todo eso que merece existir con el único fin de la diversión y el entretenimiento.

    (I) nput folclórico: no hay que infravalorar la LIJ de tradición oral. El folclore acompaña al niño desde su nacimiento, mucho antes de que este empiece a leer o escribir, y sin él quedarían incompletos la función y el significado de este tipo de literatura.

    (T) extos para todos los géneros: lírico, narrativo y dramático: ¿solo puede quedar uno?. Si bien es cierto que el género narrativo ha sido el género más cultivado en la LIJ (novela o cuento), también merecen un lugar importante los textos poéticos (nanas, adivinanzas, refranes, retahílas, coplas...) o el potencial estético y educativo del género teatral.

    ¿(E) sto es fantasía o realismo?: la creación narrativa de la LIJ se clasifica en aquella tendente a la fantasía en la que encajan la reescritura actual del cuento maravilloso tradicional, el cuento maravilloso actual, el cuento infantil moderno (álbum y cuento ilustrado), etc.; y la tendente al realismo, en la que se sitúa la “psicoliteratura” (desarrollo de temas como la maduración o las relaciones interpersonales), el relato humorístico o de aventuras y la novela policíaca, entre otros.

    (R) ealmente me suena de algo, ¿pero de qué?: la intertextualidad es uno de los rasgos característicos de la LIJ. Esta característica hace referencia a la utilización de modelos anteriores para crear una nueva obra con significaciones contemporáneas; se toman obras y personajes conocidos de la literatura para darles la vuelta a sus historias, mezclarlas con otras, continuarlas...

    (A) buen mediador pocas palabras bastan: hay una lectura para cada edad y esto lo debe tener bien claro el mediador, ya que es el encargado no solo de filtrar las lecturas atendiendo a su expresión, contenido y adecuación; sino también de transmitir la fascinación y el entusiasmo por la lectura.

    (T) repidante, esa es la palabra: LIJ no es sinónimo de disfrazar la realidad en los libros; las historias deben mostrar el mundo como es, basarse en la vida misma y ofrecer conflictos e imágenes sugerentes. Ya basta de ñoñerías cargadas de lecciones morales o intenciones didácticas soterradas. Cualquier tema puede ser tratado siempre que se haga con el cuidado que merece.

    (U)n equilibrio necesario: ni demasiado complejo y alejado de la vida del lector, ni demasiado simplista. La LIJ debe ofrecer una combinación cuidada de calidad literaria, sencillez y didactismo. Por ello, es necesario conocer al lector: sus gustos e intereses, su destreza lectora, su motivación... así como las etapas evolutivas que proponen autores como Cervera, Cerrillo o Teixidor.

    (R) iqueza constructiva: un lenguaje adecuado y asequible al lector es indispensable, pero también lo es la manera en la que da comienzo una obra, un aspecto esencial para captar la atención y despertar el interés del lector. Así pues, no hay que olvidar la importancia del final, que puede poner la guinda al pastel o destrozarlo por completo.

    (A) l pan, pan y a la LIJ una buena ilustración: las ilustraciones completan el significado de las palabras, impulsan la creatividad, entusiasman y emocionan; todo ello haciendo uso de trazos, formas y colores de una profusión y variedad notables. Texto e imagen son la combinación más poderosa de la LIJ.

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    1. Bravo por este acróstico... y por el humorrrr
      Saludos, Juany

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  5. Anónimo5:35

    Rebeca Bernardino Hernández
    Mariola Marrero Gómez
    Cristina Morales Godoy
    Noelia Olivares Falcón
    Kendra del Carmen Tacoronte Martín

    ‘’La Literatura Infantil debe ofrecer a los niños herramientas y ayudas para entender el mundo’’

    César Fernández García

    Tal y como se plantea la cita inicial, las historias que supuestamente se pretendan escribir para niños deben tener un argumento intenso, debe ofrecerles herramientas y ayudas para entender el mundo, deben contar historias.

    Actualmente, padres y docentes son los que eligen qué libro deben leer los niños, sin tener en cuenta sus gustos y expectativas. El foco de atención de un libro considerado perteneciente a la etapa infantil y juvenil está distorsionado, puesto que se malinterpreta el concepto. En este sentido, se hace creer que todo libro con ilustraciones es únicamente válido para niños y adolescentes.

    Asimismo, se debe tener cuidado con la práctica de acercar al niño adaptaciones de libros clásicos. En ocasiones, éstas se simplifican en demasía, olvidando el argumento inicial. Otras, sin embargo, son superiores al nivel de madurez literaria de los lectores, generando desencanto y apatía por la lectura.

    Y es que no debemos centrarnos en crear libros para niños fantasiosos donde no se muestre la realidad de su día a día evitando temas que ‘’no son apropiados’’ para niños, siendo así que son temas que deberán afrontar a lo largo de su vida. Pero, sobre todo, tienen que ser libros que sean atractivos, trepidantes, que les pongan los pelos de punta y las neuronas en funcionamiento.

    Tal y como comenta Pérez Díaz, debemos escribir para personas y no para niños, jóvenes o adultos. Y ante todo que sean de calidad los libros que supuestamente van dirigidos hacia el menor tiene que tener la misma claridad, precisión y exquisitez que las grandes novelas adultas. El niño no es un ente aislado de nosotros ‘’los mayores’’, y no debemos restringirlo de las lecturas que ‘’no son para su edad’’.

    Como docentes, la temática de este canon que queremos implementar debería tener en cuenta todo tipo de temas y dejar en el pasado el concepto de tema tabú en la literatura infantil y juvenil. Como expresa A. Verdulla ‘’los niños y los jóvenes no son adultos "tontos", sino que su capacidad de recepción es diferente’’.

    Cuando hablamos de niños o adolescentes no tenemos porqué centrarnos solo en Literatura Infantil y Juvenil. También podemos darle la oportunidad de conocer otro tipo de literatura si el niño o el adolescente así lo desea.

    “El infantil es un público tan respetable como cualquier otro y nada autoriza a invadir sus libros de diminutivos, eufemismos castrantes o vanos intentos educativos a ultranza.” (Pérez Díaz)

    Los niños son los primeros lectores, y son los más difíciles de motivar y enganchar a un libro. Con libros como este podemos hacer que se enganchen a la literatura, que encuentren las ganas de leer, ya que a veces nos olvidamos que los que van a leer son ellos y no nosotros, y que ya nosotros estamos muy alejados de su realidad. Por todo ello, debemos apostar por libros que sean atractivos, y divertidos, que emocionen y enganchen.

    De nuestra actuación frente a la literatura depende que los niños se enamoren de ésta o que simplemente la rechacen de por vida.

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  6. Anónimo12:35

    ¿Deberían leer los niños y jóvenes todo tipo de lectura que llegue a sus manos?
    La lectura infantil y juvenil es aburrida, carente de argumentos, calidad y conflictos a resolver que lleven al menor a la realidad y les ayudan a comprender el mundo en el que viven. Por este hecho, es una lectura con filtros. Así como la selección que realizan los adultos a la hora de escoger qué lecturas son y cuáles no son adecuadas para ellos. La consecuencia de esto desemboca en una sobreprotección hacia los niños, a los cuales sólo se les presenta una lectura que les mantiene “en una burbuja”, alejados de los problemas reales de la actualidad.
    Se está pecando de poca originalidad en este aspecto, pues se pretende que los niños y jóvenes de ahora estén satisfechos leyendo las mismas historias que se leía antaño, cuando no se comparten ni inquietudes, ni realidades vividas, además de un cambio generacional, con todo lo que ello conlleva.
    Muchas de las historias siguen la misma fórmula; es decir, siempre se ve desde el punto de vista del “bueno”, habiendo siempre un bueno y un malo. Entonces, si solo tenemos un punto de vista solo sabemos una parte y no la historia completa.
    Pretendemos decir que se debe enseñar que los “buenos” no son tan buenos, ni los “malos” tan malos. Simplemente, que lean el relato completo y se empiecen a cuestionar por qué los antihéroes de los libros hacen las cosas que hacen, que son personas con sus virtudes y sus defectos que, en realidad, sus acciones son consecuencias de un bagaje personal.
    Dentro de esta literatura encontramos autores que prefieren escribir obras puramente infantiles; y otros que conciben al niño como persona en formación y no ponen edad a su público. Siendo lecturas apropiadas tanto para niños como para jóvenes.
    En conclusión, los libros para niños deben ser sobre cualquier tema, menos los que, evidentemente, no son apropiados para ninguno. Lo que, fundamentalmente deben tener son un argumento trepidante, ser verdaderamente movido, agitado, pleno de acción, suspense y moral, no cayendo en la trampa de la moralina (moralidad inoportuna, superficial o falsa), sin dejar de lado los autores clásicos, los cuentos fantásticos y muy alegóricos o llenos de parábolas.
    La lectura infantil y juvenil, a día de hoy, sigue sin resultar interesante para los niños. Muchas veces, los libros que llegan a los niños y jóvenes son versiones adaptadas de libros pensados inicialmente para adultos. Debemos tener cuidado y no caer en el error de pensar que, porque el protagonista de la historia sea un niño, se da por hecho que es lectura infantil.
    Para sintetizar lo acontecido, podemos decir que los niños, aunque sean infantiles, algo inherente para su edad, necesitan leer libros infantiles. Pero por infantil no nos referimos a los típicos manuscritos antiguos carentes de argumento; necesitan reconocer la realidad, no solo cuando la presencian en su vida, sino también cuando la experimentan en sus lecturas.
    La simplicidad del libro hace que se olvide fácilmente, por lo que resulta imperativo que en esas historias ocurran sucesos reales, pero con un vocabulario adecuado para sus edades. Entonces, el libro adecuado para la literatura sería aquel que mezcla los sentidos del niño y la problemática intrínseca en la vida de toda persona. Se puede escoger todo tipo de género literario, incluso aquellos, supuestamente destinados al público adulto, como son la épica, la gesta y la dramática. Estos géneros, en definitiva, resultan indispensables para un correcto conocimiento del mundo en el que viven.
    En nuestro caso, no ha habido unanimidad a la hora de determinar si la Literatura Infantil y Juvenil debe ser o no sin filtro. Algunos defienden que no se debe coartar el conocimiento de ninguno de los aspectos de la vida y otros consideran que, dependiendo de la edad, le corresponden una lectura acorde a sus necesidades. En lo que sí hemos encontrado consenso es que, “contra la buena literatura, nada o nadie puede, ni siquiera el tiempo”.

    Lorena López Ruano
    Shirley Rodríguez Rodríguez
    Kevin Santana López
    Iris Torres

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  7. Anónimo1:52

    Comenzando con el artículo de Pérez, podemos apreciar que lo que se busca es que exista una calidad en las obras que pertenecen a la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ). Según se comenta en el artículo, se busca que a las obras dirigidas al público infantil, se les otorgue la misma dedicación que se le da a las obras que son escritas para un publico más adulto.

    Hay que tener en cuenta el factor formador que tiene la literatura infantil, es por ello que nuestra visión principal tiene que ir dirigida a conectar al niño con la reaoidqe en la que vive y enfocar la historia que se cuenta en las páginas de ese libro, hacia ella.

    Enfocar la literuta infantil hacia todo aquello tradicional, a todo lo que resulta monótono y se vuelve repetitivo, le quita jugo a todo el mundo lector lleno de riqueza que puede y debería tener siempre la LIJ.

    Loa escritores de la LIJ nos presentan dos tendencias: escribir obras dirigidas al público infantil y obras dirigidas a personas.
    Escribir para personas, sin enfocar las obras para un público expresamente infantil, aporta más riqueza al libro.

    El artículo de Verdulla, nos hace pensar acerca de qué es lo que hace infantil o juvenil a una obra literaria, y para comentar este aspecto, trataremos los puntos que siguen:

    -Intención del autor: la intención en el momento en el que el autor crea la obra. Es en el momento de la elaboración de la obra cuando el que transmite el mensaje (la historia) tiene que mandar un mensaje (la historia) al receptor (lector).

    -El tratamiento de los temas: en muchas ocasiones se han podido encontrar temas que pueden resultar tabúes, sobre todo dentro de la literatura infantil. Podemos destacar que esto no significar que hayan ciertos temas que no se puedan usar para la literatuta infantil, sino que a veces el problema es que no todos los temas van a interesar a todo el que lo lea, al no ser que se enfoque el tema de tal manera que resulte atractivo para el para público mas pequeño.

    -Exposición del argumento: para en escritor, hacer aún mas sencillo algo que ya ha reflejado en su obra, le puede llegar a resultar difícil. No se trata del cambio de tema, ya que, el tema puede ser perfectamente el mismo, sino que lo que se busca es conseguir la misma estructura narrativa, sin perder la comprensión por parte de los lectores. El problema que vemos en la poesía para niños o jóvenes por ejemplo, es el mismo que presenta la que es para adultos: el deseo del poeta moderno frente al deseo de popularización del poeta tradicional.

    -La pertenencia a uno de los géneros de la qued la LIJ está en principio abierta a todos los generos tradicionales y modernos, pero en la realidad queda reducida a los mayores (épica, lírica y dramática), se excluyen especialmente los didácticos.

    -Intencionalidad del editor de la obra: la intención de del que publica un libro infantil o juvenil, se demuestra no sólo en la inclusión en una colección infantil o juvenil, sino también en la apariencia de la obra, ya sea en papel, con ilustraciones, con dibujos, etc.
    El problema se ve en las ventas y los mejores ingresos, para muchos autores y editores, vienen del sector infantil-juvenil, lo que provoca que, se publiquen todo tipo de subproductos supuestamente literarios, caracterizados por la mala selección, la inadecuada presentación y un supuesto precio reducido.

    -La recepción de la obra: claramente, si no hay referentes, es decir, obras que hayan leído con anterioridad, no existe una total comprensión. Por ello, es necesaria una adquisión de las referencias a través de experiencias literarias, graduadas según la edad del que la lee, según el tipo de lector, y siempre ser totalmente personales.

    Podríamos decir pues, que a cada edad le corresponde una lectura diferente. Debe existir variedad de lectura, variedad de temas que resulten atractivos tanto para niños, jóvenes y adultos. Hay que escribir siempre con el corazón para que las obras lleguen a los lectores.

    Cristina Moreno Amador.

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  9. La LIJ se basa en el tema fantástico, aunque en realidad debería estar relacionada con el desarrollo evolutivo de los lectores a los que va dirigido, basándonos en sus intereses, sus gustos, sus preocupaciones, pensamientos…

    Las obras que están dentro de la LIJ van dirigidas a todos los públicos, pero adaptadas para que el público infantil y juvenil, ya que el vocabulario es sencillo, adaptadas para que todo el público las pueda comprender y plasmando una realidad que varía según la edad.

    Este tipo de obras deberán ser especialmente motivadoras si van dirigidas a unos lectores que por su edad se presupone que están empezando a saborear el placer de la lectura. Deben ser libros que planten su semilla en el corazón del niño y lo inviten a seguir leyendo. Esto se debe conseguir con la ayuda de imágenes, cuidando la tipografía que se utiliza e incluso el papel o la presentación del propio libro.

    La LIJ debería tratar todos los temas y ámbitos de la vida sin opción de excluir ninguno de ellos. Lo que sí cabe recalcar es que hay que abordarlos desde diferentes perspectivas dependiendo de la edad a la cuál vayan dirigidos. No se le pueden esconder aspectos a los niños o jóvenes que tarde o temprano verán con total normalidad dentro de la sociedad en la que viven.

    El papel del docente es imprescindible a la hora de descifrar el mensaje que contiene muchos libros infantiles y juveniles, es decir, debe ayudar a comprender e interpretar las palabras de los textos. Este debe actuar de mediador entre las obras literarias y sus destinatarios, que pueda apoyar el diálogo que se sostiene entre el texto, el autor, el mensaje y el lector. Por eso es necesario que facilite y seleccione las lecturas apropiadas para el alumnado, adaptadas al desarrollo cognitivo de los receptores, y a parte que cumplan los propósitos que queremos lograr a través de ellos.

    Para ello, debe convertirse en un buen lector, no solo debe leer libros dirigidos a adultos, sino leer los que van dirigidos al público infantil y juvenil, para así saber de primera mano cuáles son los ideales y que puedan causar un buen impacto entre los más pequeños. Otro requisito a tener en cuenta es que el docente debe conocer bien a su alumnado, es decir, cuáles son sus gustos, intereses, etc., para así poder seleccionar lecturas que llamen la atención de los pequeños. Una buena estrategia a realizar en el aula y así animar a leer sus alumnos, es dedicarle cada día en clase un ratito a leer diferentes textos, pero no hacerlo de cualquier manera. Debe ponerle ímpetu, entusiasmo y pasión, tiene que transmitir las vivencias y los gustos que la lectura ha provocado en él, para motivar a los pequeños a leer y a disfrutar a través de ella.

    En definitiva, en general todos los miembros del grupo coincidimos en que cada nivel educativo debería estar categorizado por una lectura determinada. Existiendo por tanto adaptaciones dependiendo de las edades a las que va destinada, destacando entre literatura para niños, para jóvenes y adultos. Consideramos que, para el correcto desarrollo de la LIJ en la escuela, debería de tratarse de manera didáctica en la escuela haciendo uso de las TICs, actividades dinámicas y motivadoras para fomentar la lectura en el alumno tanto dentro del aula como en la biblioteca u otros lugares donde el niño se sienta cómodo.


    María del Pino Alemán Castellano
    Oliver Sánchez Farías
    Eliana Quesada Fleitas
    Melani Vega Calcines

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  10. Anónimo10:58

    He tenido problemas al querer definir la LIJ dentro de algún canon específico y mas aun tratando de entender porque debo leer a una edad lo que alguien considera que soy apto de leer.
    Solo una frase ha quedado revoloteando en mi cabeza, incluso no se si la leí o es mi propia conclusión, pero considero que no hay una edad para que te interese una cosa u otra por naturaleza.
    Soy consciente de que los niños pequeños tienen mas inclinación a historias fantásticas de príncipes y caballeros, pero no es acaso porque nosotros como padres se las inculcamos de pequeños.
    Si en lugar de la gallina de los huevos de oro les hubiéramos contado la historia de Pablo el de la esquina y en cuyo desenlace pudiéramos tratar el mismo tema moral que en la primera, no estarían ellos igual de satisfechos.
    No se cuándo el ser humano comenzó a fabricar estas historias haciéndolas "mas asequibles" a los más pequeños pero creo que hemos fabricado algo que ni siquiera podemos definir.
    Quien ha dicho que un niño no pueda interesarse en temas como la muerte o la homosexualidad y que encuentre en estos libros un aliciente para seguir leyendo.

    Creo que hemos concluido que toda historia con contenido poco profundo se puede considerar LIJ porque pensamos que nuestros niños no podrán entenderla pero estoy seguro que si les presentamos contenidos que les hagan preguntarse cosas en lugar de tan solo pasar un buen momento, estaríamos fomentando su crecimiento personal y espiritual.

    Y creo haberme desviado un poco del tema pero a la premisa que me ha traído a escribir este texto solo puedo contestar, la LIJ no existe, solo existen libros buenos y libros pésimos.

    Cristopher Rendón

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  11. Encabo Sanz, María
    Rodríguez López, Verónica
    Vega Suárez, Elena

    La literatura Infantil y Juvenil (LIJ) es aquella que no solo está destinada a la infancia y juventud, sino que también aborda los diferentes aspectos de la vida cuidando siempre la calidad en el discurso, el lenguaje y la transmisión de valores, adaptándolos a la comprensión e intereses característicos de dichas etapas.

    Los escritores de LIJ deben ser entusiastas a la hora de crear sus obras debido a que tienen en sus manos una gran labor educativa: la animación a la lectura de los más jóvenes. Para despertar la inquietud de los más pequeños, la estética y el contenido literario son decisivos. Por un lado, la labor de la estética es generar un flechazo entre el lector y el libro a través del formato y las ilustraciones. Por otro lado, en cuanto al contenido literario, las historias contadas deberán enganchar al lector usando un lenguaje atractivo, un mensaje claro y una trama interesante.

    No obstante, cabe destacar que la estética y el contenido literario pierden su valor si el destinatario no ha sido tenido en cuenta para su diseño y creación. Por ejemplo, en el caso de las conocidas adaptaciones literarias, a pesar de que ambos elementos se adecuan al lector de LIJ, son criticadas por muchos autores porque los escritores no han considerado desde el inicio el factor de que los receptores serían infantes y jóvenes.

    Consecuentemente, para que la animación a la lectura sea efectiva, es indispensable tener presente desde el principio hasta el final de la realización de una obra infantil o juvenil el hecho de que sus destinarios son alumnos que cursan la educación obligatoria, ya que en este caso la edad y el recorrido vital de los lectores son concluyentes.

    Dicha experiencia vital es relativamente corta debido a la edad temprana de los receptores, pero el escritor deberá tener en consideración que, sin embargo, al mismo tiempo son personas capaces de entender la realidad que les rodea ya que su edad no es un impedimento a la hora de comprender su entorno. Es por ello que las obras leídas deberán tener como objetivo ayudarles a reflexionar a través de un pensamiento crítico para finalmente, ser útil en la toma de decisiones en su día a día.

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  12. CONTINUACIÓN

    En muchas ocasiones, son los propios familiares los que subestiman la madurez de los niños y adolescentes, hasta el punto de dedicarse a elegir ellos mismos sus lecturas. Para evitar esta práctica se recomienda fomentar las visitas a las bibliotecas, espacios donde los niños pueden escoger libremente cualquier tipo de lectura, con una amplitud de temas que van desde el amor hasta la muerte.

    Con respecto a la variedad temática de las obras de la LIJ, aunque algunos autores opinan que existen tabúes para las edades tempranas, es sabido que ningún tópico debe ser excluido, simplemente debe adaptarse a la realidad e intereses de los lectores. De manera que, en esta variante lectora se necesitarán cuentos con un argumento movido en los que aparezcan héroes y antihéroes, así como un niño o una niña como protagonista, con el objetivo de que el lector se sienta identificado.

    Por último, es necesario añadir que la adaptación de dichos temas de la vida real, en muchas ocasiones controvertidos, puede enfocarse desde una perspectiva totalmente de fantasía y otra que se centra en la realidad aportándole pinceladas de fantasía. La mejor manera de explicar lo anterior es con la utilización de dos cuentos de LIJ, uno de ellos realista y el otro fantasioso, los cuales tratan el tema de no contar mentiras.
    En el caso de Pinocho, el autor tiene como propósito que los niños aprendan el valor de la sinceridad a partir de una metáfora, que consiste en que si mientes, tu nariz crece. Mientras que No he hecho los deberes porque…es un relato que refleja las negativas consecuencias de mentir en la vida real, concretamente utiliza el ejemplo de un castigo por parte de una maestra a un alumno que ha inventado fantasiosas y creativas excusas para evitarlo. Una vez analizados, se puede concluir que ambos libros potencian el mismo valor, que es la sinceridad, de manera fructífera pero completamente diferente, lo que quiere decir que ambas perspectivas son igual de válidas siempre que se escriban con un único objetivo: que los más pequeños aprendan leyendo.

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  13. Tras leer ambos artículos destacamos y ponemos hincapié en la poca calidad que tienen las obras destinadas a la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ). Pensamos que las obras destinadas a los adultos se les da más importancia y dedicación que a las que son para los pequeños lectores. A los niños les llama la atención las cosas grandes y reales, y ver las cosas del mundo tal y como son, y no una imagen inequívoca de él. La LIJ no debe excluir ningún tema de la vida, tratar todos los temas relacionadas a esta, pero adaptados
    según la edad, ya que no es coherente esconder a los niños esos temas que tarde o temprano verán en un futuro.

    Alvaro León Quintana
    Alberto Gámez Osuna

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  14. Lo que podemos observar en estos primeros artículos de Peréz es la búsqueda de calidad en las obras pertenecientes a la Literatura Infantil y Juvenil. A las obras que se dirigen a los niños se les debe pedir el mismo grado de exigencia y consagración que se les pide a aquellas dedicadas al público adulto. Asimismo debemos tener muy en cuenta el factor formador que tiene la literatura infantil, es por ello que nuestra idea principal ha de ser conectar al niño con la realidad en la que vive y enfocar el texto hacia esta.

    Argumentos manidos, finales clásicos y repetitivos, intentos de continuar un modelo de historia que ya esta muy visto, todo esto y muchos factores mas son los que crean un ancla que hunde progresivamente a la LIJ, que ya de por si produce mucho contenido de escasa calidad. Viendo esto se nos plantea la necesidad de observar las dos tendencias que aplican los escritores de LIJ:
    -Escribir obras puramente infantiles.
    -Escribir obras dirigidas a personas.

    El escribir para personas y no enfocar las obras como puramente infantiles aporta mucha mas riqueza al libro, sobre todo teniendo en cuenta que actualmente el universo de lecturas del que dispone un niño es cada vez mas variopinto y requerirá de nuevas visiones y de nuevas formas de escritura.

    El artículo de Verdulla nos lleva a plantear una pregunta interesante: Qué hace infantil o juvenil a una obra literaria? La respuesta no es sencilla, puesto que requiere de varios puntos, que explicaremos a continuación:

    La intención del autor. La intención del autor en el momento de creacioón. Intención confesada o no declarada. Es en el momento de la creación cuando el emisor debe enviar un mensaje al receptor.
    El tratamiento del tema y, algunas veces, el tema en si mismo. Muchas veces se han declarado temas tabúes, sobre todo para la literatura infantil. No es verdad que haya temas que por sí mismos no puedan ser tratados por la literatura infantil o juvenil. Lo que parece cierto es que no todos los temas por sí mismos van a interesar a los lectores, a no ser que su tratamiento lo haga apetecible para niños o jóvenes.
    La exposición del argumento, en el caso de las obras dramáticas o épicas, y de la construcción de las imágenes, en el caso de la lírica. Para el escritor, hacer aún más sencillo lo que ya había clarificado, le resulta difícil. No se trata del cambio de tema, pues el tema podía ser el mismo, sino conseguir la misma estructura narrativa sin pérdida de compresión por parte de los lectores. El problema de la poesía para niños o jóvenes es el mismo que presenta para adultos: el deseo elitista del poeta moderno frente al deseo de popularización del poeta tradicional.


    La pertenencia a uno de los géneros de la literatura infantil o juvenil
    La literatura infantil y juvenil está en principio abierta a todos los géneros tradicionales y modernos, pero en la realidad queda reducida a los mayores (épica, lírica y dramática). Se excluyen especialmente los didácticos.

    La intención del editor
    La intención del que toma la decisión de publicar un libro infantil o juvenil se demuestra no sólo en la inclusión en una colección "infantil" o "juvenil" sino también en la apariencia de la obra (papel, tipografía, ilustraciones, etc)
    El problema radica en que las ventas y los mejores ingresos, para muchos autores y editores, provienen del sector infanto-juvenil, lo que provoca que, por pura avaricia, se publiquen todo tipo de subproductos supuestamente literarios, caracterizados por la mala selección, la inadecuada presentación y un supuesto precio de ganga.

    La recepción de la obra.
    Evidentemente, si no hay referentes (obras leídas con anterioridad), no hay comprensión. Por esto, es necesaria una adquisición de las referencias a través de experiencias literarias "escalonadas", graduadas según la edad, según el tipo de lector, y siempre personales "e intransferibles".

    A cada edad le corresponde una lectura diferente.

    Gema Torres Estupiñán
    Fátima El Khabzaz

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  15. Anónimo4:42

    Raquel Rivero Herrera
    Lara Jurado Armas
    Ana García Medina
    Claudia Ojeda Jaén
    Elena López Armas

    La Literatura infantil y juvenil.

    En la primera parte de este artículo A. Verdulla hace una reflexión sobre definición y la revaloración de la Literatura infantil y juvenil. Por un lado, argumenta que la literatura infantil y juvenil es atacada por obras infantiles con poco valor literario y la descarga de autores propios o extranjeros. Por otro lado, el autor se centra en los elementos de comunicación que intervienen en una obra literaria infantil y juvenil. Comenta que el creador de dichas obras siempre son los adultos y los receptores son niños, adolescentes y jóvenes. Sin embargo, estas obras literarias y juveniles no tienen relación con actividades didácticas, aspecto el cual critica el autor. No obstante, existen obras que no son escritas para un publico joven y son estos quienes realmente las leen, el autor pone el ejemplo de Harry Potter.

    En la segunda parte de este articulo, el autor expone diferentes apartados a tener en cuenta para crear obras de literatura infantil y juvenil. Primero nos encontramos con la intención del autor, es decir el emisor debe ser consciente de a qué público está escribiendo. Seguidamente se encuentra el tratamiento del tema, el cual se refiere a algunos temas que se consideran tabú, sin embargo, éstos no se explican por el simple hecho de ser temas tabú, si no que muchos de ellos no son de interés para un público joven. Los escritores tienen dos intenciones: que el libro sea atractivo para el lector y tener unas buenas ventas; por desgracia la mayoría de los autores se decanta más por la segunda idea. En el último apartado, denominado la recepción de la obra, el autor explica que depende de la etapa (infancia, adolescencia y juventud) y de la persona, las obras son entendidas o percibidas de manera diferente, ya que todos no tienen las mismas capacidades.

    En cuanto al artículo de la “Literatura para niños”, consideramos que durante mucho tiempo nos hemos centrado en la idea de que debemos adaptar el mundo a los niños. Nos hemos dedicado a mostrarles una imagen surrealista de lo que les rodea. Hemos querido apartarlos de todo aquello que cuando sean mayores será su propia realidad, porque así creemos que los estamos protegiendo de algo. Pero nos equivocamos. No podemos idealizarles un mundo perfecto porque estaríamos engañándoles. Les estaríamos quitando conocimientos y enseñanzas para un futuro próximo. Esto es lo que pasa con la LIJ. Muchos autores se han dedicado a crear historias que decoran el mundo en el que viven los niños, historias que carecen de interés pero que creemos que es la mejor manera de entretenerlos. Cuando lo que le gusta a los niños es escuchar historias que les muestre cómo es el mundo que les rodea. Tenemos miedo de mostrarles la realidad porque creemos que no son lo suficiente grandes para entenderlas. Pero no hace falta que lo hagan, lo importante es que se vayan adaptando a ella. Por ello, muchos autores nos dicen que hay que escribir libros para “personas” y no específicamente para niños. ¿Por qué crear libros a base de mentiras cuando crear un libro a partir de la realidad puede ser mucho más divertido y emocionante? Sentir cuando lees el libro que tú eres el personaje de la historia porque hay ciertos aspectos en los que te ves reflejado y tener la intriga de saber qué final va a tener tu historia. ¿Hay algo mejor que eso para animar a los niños a leer? Hay una canción de Dani Martín y Funambulista que dice: “Qué bonito sería decirle que es sólo un cuento. Que las cosas que pasan ahí fuera ocurren muy lejos. […] Qué bonito sería contarle que aquí no hay misterio. Que la vida va en broma y que no hay que tomársela en serio. Qué bonito que fuera real, aunque sólo sea un verso. Y que no hiciera falta inventarse este estúpido cuento.” Qué bonito sería, pero qué mal lo estaríamos haciendo.

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  16. Anónimo4:08

    (1)
    Zuley Santana Suárez
    Ana Maite Diepa González.

    "No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos".
    - Séneca

    La LIJ se ve marcada, mayoritariamente, por historias reales y fantásticas así como poco enriquecedoras que aparentemente pretender aislar de una manera brutal la realidad del mundo en el que vivimos.

    En innumerables ocasiones observamos que a medidas que los niños crecen, van dejando atrás esos mundos de fantasía para centrarse en aquello que consideran de ‘’mayores’’. No obstante, tendemos a imponerles literatura infantil hasta una edad que consideramos adecuada sin darnos cuenta de que lo que buscan realmente es conocer y experimentar la sensación de vivir historias reales y posibles. Con esto, tristemente provocamos que terminen abandonando el mágico acto de leer.

    Enríquez Pérez apuesta por una literatura abierta, sin edad, al que todos los chicos/as puedan acceder. Así mismo, se creen ideales aquellas historias escritas por autores que aunque su destinatario sea infantil, se han escrito, aparentemente, con la calidad de un libro para personas adultas.

    Tenemos que comprender que los niños son seres con ansias de conocer, de concebir, de aprender. No podemos basarnos en el modelo de literatura que ha sido impuesta socialmente desde hace innumerables décadas. Debemos apostar por los nuevos pensamientos, nuevos escritores y nuevas historias que crearán personas críticas y reales.

    Los niños no necesitan libros con un vocabulario sencillo y lleno de innumerables imágenes, necesitan historias que enganchen, que desarrollen su amor por la lectura y que les haga crear éste hábito tan especial.

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  17. Anónimo4:10

    (2)
    Zuley Santana Suárez.
    Ana Maite Diepa González.

    ¿Qué es la Literatura Infantil y cómo la vemos? ¿Cómo designamos a un libro como Literatura Infantil? O ¿Qué entendemos por Literatura Infantil? Estas y tantas preguntas creo que nos podemos realizar todos y sacar poco resultado. Hasta el momento no nos habíamos parado a pensar como designábamos o, mejor dicho, separábamos yo lo que para nosotras era una obra infantil del resto de obras... La verdad, creemos que por la cantidad de contenido, su facilidad, sus personajes o tal vez por la cantidad de dibujos que tuviese dicho libro. Si bien es cierto, debemos plantearnos también, ¿qué edades comprenden "lo infantil"? Pues Harry Potter es un libro para unos de adolescentes y para otros directamente infantil pero realmente ¿vemos a un niño de 8-9 años leyendo esta saga? Creemos que no esta claro del todo. Aquí un ejemplo entre tantos en el que la edad "de lo infantil" si importa.

    Para intentar responder a varias de estas cuestiones que nos planteamos, el autor del artículo nos expone 6 tips (por llamarlo de alguna manera) y que expondré brevemente:

    1. La intención del autor.
    Como menciona el primer título, en numerosas ocasiones influye la intención del propio autor, hacia donde quiere que se encuentre su público o no. Si bien es cierto, luego el público puede ser aleatorio pero de dicha manera podemos designar de manera más clara lo que podría ser una obra infantil del resto.
    Nos llama la atención la frase: "un niño puede leer lo que lee un hombre". Es cierto, pero lo que también es cierto es que el niño se hace hombre a base de experiencias y el camino de la lectura es una más en la que debe aprender.

    2. El tratamiento del tema y, algunas veces, el tema en sí mismo.
    En la Literatura Infantil podemos tratar numerosos temas que creemos tabúes, no obstante, esa exposición debe ser delicada y clara para que les llegue de la mejor forma y sobre todo de la forma más positiva y significativa posible. Tratar diversos temas, pero con tacto.

    3. La exposición del argumento, en el caso de las obras dramáticas o épicas, y de la construcción de las imágenes, en el caso de la lírica.
    Componer historias o cuentos dedicado al sector infantil no es fácil y como buenos escritores con ganas de llegar a cada uno de su lector, quiere ser perfeccionista, claro y que su estructura sea lo más perfecta posible. Y estamos de acuerdo, pues deben tener lo mejor y lo más adaptado posible a ellos para beneficiarlos indirectamente en su aprendizaje.

    4. La pertenencia a uno de los géneros de la literatura infantil o juvenil.
    Se debería ampliar el concepto Literatura Infantil que se encuentra encerrado en la fantasía y en la narrativa. Abrir horizontes donde los alumnos puedan explorar otro tipo de conceptos y temáticas. Cambiar el concepto cuento como infantil y el concepto drama como adulto.

    5. La intención del editor.
    "Hay más que ver que lo que entra por los ojos" -Noorwood Rusell Hanson.
    Aunque es muy importante el interior, la fachada de un libro te puede contar mucho más de lo que nosotros creemos e incluso podemos trabajar con los niños numerosas actividades con la simple portada de un libro. Es por ello, que los editores tienen un trabajo único, uno de los más importante y no es ni más ni menos que intentar atraerte con los ojos e intentar aferrarte a él con cada página.

    6. La recepción de la obra.
    La última pero no menos importante, la recepción de la obra. Esto va ligado un poco a su temática pues para que haya un receptor debe haber un emisor y en ese caso, es el tema el que dirigirá el camino, es decir, a la mayor parte de lectores que va dirigido.



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  18. Judith Moreno Moreno9:33

    Paula Ascanio López.
    Esther Falcón León.
    Judith Moreno Moreno.
    En los artículos de Enrique Pérez Díaz y A. Verdulla se comenta qué deben leer los niños realmente, pues muchos escritores y escritoras no lo tienen claro.
    Resumidamente procedemos a exponer los puntos clave para la creación de libros de literatura infantil y juvenil, teniendo en cuenta estos artículos y lo que creemos que debe quedar reflejado en el libro blanco:
    1. Los libros deben contener historias. Muchos autores crean obras superfluas y faltas de argumentación. Es muy importante desarrollar una historia despampanante e interesante con un conflicto central.
    2. temas del mundo real como pieza angular en los libros de literatura infantil y juvenil.
    3. Utilizar al menor como protagonista de la historia, pero no como un personaje residente en el conformismo y con valores inalterables, sino con pasión y ganas de vivir aventuras y que demuestre que el mundo de los niños no es un mundo sencillo y exento de inquietudes.
    4. la calidad. Los libros destinados al joven público deben estar dotados del mismo trascendentalismo e importancia que los libros para los adultos.
    5. El escritor de libros para niños tiene la facultad para crear libros igual de esencial que la de un escritor de libros para adultos.
    Pero, qué hace infantil o juvenil una obra literaria. Sintetizamos lo que A. Verdulla presenta en su artículo:
    - La intención del autor: en quién piensa el autor cuando crea el libro. Muchos autores crean libros infantiles con un peso metafórico inviable a su comprensión.
    - El tratamiento del tema: se han declarado temas tabúes como la muerte, las discapacidades, el sexo, etc. No hay temas que no puedan ser tratados en la Literatura infantil y juvenil, pero evidentemente, hay temas que no son interesantes para esta franja de edad.
    - La exposición del argumento y la construcción de las imágenes: la forma de contar la historia tiene que ser clara y las imágenes formar parte de un apoyo visual necesario para comprender la historia.
    - La pertenencia a uno de los géneros de literatura infantil o juvenil: excluye los géneros didácticos, salvo excepciones.
    - La intención del editor: se encuentra en la inclusión de la obra en literatura infantil o juvenil, pero también en la apariencia del libro, eligiendo el papel, la tipografía, etc.
    - La recepción de la obra: todos los usuarios no comprenden ni perciben una obra de la misma forma. Es obvio que los niños muestran interés a unas partes y los jóvenes a otras.
    En conclusión, tanto para crear una obra como para orientarla a un público, hay que tener en cuenta multitud de factores. A pesar de ello, la cuestiones que se barajan sobre la literatura infantil y juvenil no se resuelven del todo porque la subjetividad siempre juega un papel fundamental.

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